22.5.11

Me gustaría leerte,aunque fuese entre líneas. Nunca pensé que el tiempo sin ti puediera pasar tan rápido, supongo que la inercia de la velocidad es más fuerte que la nostalgia.
Nostalgia que, por otra parte, llegó a parecerme nula, en algún momento...hasta que llegó el domingo.
Estos días es el corazón quien escribe, comienza una despedida definitiva, premeditada y repentina a la vez. Días, de decir adiós a este lugar, que ha visto reproducirse a cada una de mis células, estremecerse a cada uno de mis músculos, mis escalofríos midiendo el gradiente entre nosotros, el número exacto de decibelios de mi risa...lo que me hace estar aquí, ahora, contándote esto.
Quizá ayer hubierse contado algo sobre la spanishrevolution, y todo el entusiasmo por el cambio, pero de repente me sentí muy pequeña, y pensé en dejar la historia para cuando puediese contarla entera.
Hoy te he echado mucho de menos, más que cualquier otro día, y en realidad no sé por qué. Ya se acaba todo para mí, el vértigo de lo nuevo no deja de recorrerme y no tengo ninguna certeza sobre la que apoyar la espalda. Será el miedo por los miles de sengudos que han pasado ya sin un resquicio de tu ADN en mi aire lo que me hace desear tanto que estés aquí, como antes. El miedo, de que ni siquiera la sombra de lo que fue vuelva a nosotros;
estoy asustada.
He perdido mucho, he dejado escapar lo más importante, y ni siquiera sé si podría haber hecho algo por evitarlo, o si hice bien en dejar que el destino, o dios, o la vida nos dejen donde ahora estamos, lejos.
Y ya no sé si es el corazón quien escribe, o la impotencia, porque empecé a entender eso de las mitades, de estar vacía, de que esa persona no puede ser cualquiera. Intenté levantarme, pensando en las frases que podría escribirte, en los paisajes que querría describirte, en como marcharían los relojes, en el olor del césped, en mis manos, si aún estuvieras por aquí. Pero ni siquiera el olor a verano, ni tu letra, ni el recuerdo de tu voz han podido calmarme en estos 200 días sin ti, en esta vida sin mí.

Si has planeado dejarme marchar me gustaría saber por qué.
Si me tengo que ir me gustaría saber por qué.
El cielo del domingo por la mañana brilla para ti.
Los pájaros del domingo por la mañana cantan aleluya



9.5.11

Nice thick feathers

Diez y media,
cuando despiertes podremos nadar.

Pero ella se quedó en la orilla.
No podía ver
solo escuchaba
ecos
de algún instrumento extraño
que se quedó a vivir,
dentro suya



y la llevó a casa.



Duerme
sobre el edredón
donde dos días después
volverían a hacer el amor.

Esto me duele,

chillaba,
pero adoró aquel dolor.



Ella le quiso
más
que a las mariposas que imploraban,
fuera,
plumas de colores
menos leves
para cerceñar el viento duro
de aquel verano.
Le quiso,
y quiso,
con sus manos,
hacerlo recíproco.

Pero
la llevó a casa,
la llevó a casa
para que estuviese tranquila,
para amarla,
así
desde lejos.

Después
quedó inerte
como una de esas piedras calientes
que doblan su peso en tristeza,

Y no hubo  plumas
no hubo alas
ni barcos
para flotar
hasta la orilla
donde ella
todavía
todavía
todavía...

le esperaba.