6.6.10

Deslumbrado.




Le quedaba una caja de aspirinas vacía y una terrible jaqueca.
Cayó al suelo y ni siquiera intentó evitar el golpe.
Se fue, igual que vino.
Despacio.
 Y el hambre con él.
Y el sueño con él.
Y las ganas con él.
Y todo lo suyo...se fue.

Era un cielo lleno de nubes en verano,
lleno de azul de verano,la brisa
y también el Sol.
Sí, el Sol.

Ahora,
ahora no quedan granos de arena que pasar por el cristal
ni gotas de lluvia que disfracen sentimientos en las mejillas.

No hay horizonte en Septiembre,
ni líneas verticales más allá de estos días.
No hay, no hubo, no fue
sino un mar inmenso
que no acaba,
eterno,
en el que dejarse ahogar.







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