Sólo es a veces.
Cuando entra el frío,
y te das cuenta de que los vecinos
se han mudado sin despedirse.
Las palabras suenan como caricias hoy.
Sólo es a veces.
Cuando te giras y percibes el ínfimo suspiro
de lo que duran las cosas.
Cuando eres capaz de personificar la contradicción
y llorar de alegría.
Y aún más, a veces,
cuando despedirse de ti
empieza a parecerse
a despedirse de la vida;
y me doy cuenta de que no quiero morir todavía.
Sólo a veces,
levanto los ojos,
pronuncio tu nombre
y me agarro de tus pisadas,
con fuerza,
para que no vuelvas a irte.
Y si ya no me quedara más que una palabra por decir
fuera cual fuese,
sería para tí.
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